lunes, 22 de julio de 2013

La recta final

En esta semana entramos en la recta final de la negociación del ERE sin que se hayan producido movimientos apreciables, ni en las posiciones de la dirección  ni en las de la comisión negociadora.

La última nota informativa de la comisión, publicada el viernes después de la última reunión formal, revela por primera vez  el estado de la negociación.

Obviando la literatura, que no aporta nada especialmente interesante, salvo la aceptación, por fin, de celebrar una asamblea que esperemos llegue a tiempo, la información relevante está en el cuadro resumen final que recoge las posiciones de las partes en diez puntos.

En el primer punto, necesidad del ERE, la comisión negociadora mantiene que el ERE es innecesario. Me parece una postura estética, después del decreto de fusión del gobierno, el ERE estaba cantado ya que el plan de redimensionamiento afectará a más de 30 personas, por tanto a estas alturas, a falta de solo una semana, esta  posición estética es perfectamente prescindible y no nos lleva a ninguna parte.

En el segundo punto, informe de ATK, estoy totalmente de acuerdo con la comisión, el informe es totalmente erróneo y lo mejor que se podría hacer, para negociar en serio, es olvidarse de él.

El tercer punto, despidos está totalmente condicionado por el primero, si no hay ERE no hay despidos, y por el segundo si no damos como válido el informe no podemos aceptar los 77 despidos, pero si aceptamos que el ERE es inevitable, a la comisión no le queda más remedio que hacer una contrapropuesta a la baja sobre la base, ya conocida, de que de los 140 trabajadores corporativos que había antes de la fusión, hemos pasado a 183 y ATK y la dirección pretenden dejarlo en 106. Una simple operación aritmética nos daría  que el número de despidos no puede ser superior a 43, un análisis más preciso, que debería aportar la comisión negociadora,  tendría que dar una cifra más ajustada.

El cuarto punto, cuantía de la indemnización es una de las claves. La cuantía debe ser lo suficientemente atractiva para que tengan interés en apuntarse de forma voluntaria un número significativo de trabajadores. La oferta, aunque este abierta a todos, debe orientarse hacia los más mayores para facilitarles un camino adecuado hasta que alcancen la edad de jubilación.

Que la comisión negociadoras se mantenga en la utopía de 55 días, no es más que una forma de decir que no quieren negociar. El incremento de 20 a 23 días que plantea la dirección es un pequeño paso adelante, totalmente insuficiente. Seguramente se trata de un movimiento táctico para documentar de cara a la aprobación futura del expediente, que la empresa sí ha tenido voluntad negociadora.

Positivo también, aunque sea seguramente obvio, que se refleje que en el calculo de la indemnización se incluyen todos los beneficios sociales.

Creo que la comisión negociadora tendría que pedir una indemnización suficientemente atractiva, sensiblemente superior a los 23 días/año pero dentro de los margenes de la realidad.

El punto referente a los beneficios sociales es una de las claves del expediente. La empresa quiere poner un precio al acuerdo y el precio es renegociar a la baja el paquete de beneficios sociales. La comisión negociadora solo admite  "ajustes mínimos y temporales".

A estas alturas parece más evidente que nunca que la empresa quiere aprovechar el ERE para reducir el paquete de beneficios sociales, y la comisión negociadora no parece estar dispuesta a ello.

No es ninguna novedad, la dirección lleva haciendo ese planteamiento desde el principio, y la mayoría de la RLT ha optado por no querer admitirlo, estamos todavía a tiempo de cambiar esa actitud.

En cuanto a bajas incentivadas y prejubilaciones comparto la opinión de la comisión, debe poder apuntarse cualquiera, sea del área corporativa o no, y los vetos deben ser solo para situaciones muy específicas, nadie es insustituible y muy pocos son muy estrictamente necesarios.

Las prejubilaciones no dejan de ser una variante de las bajas incentivadas que, aunque sean más caras en términos globales, también suponen facilidades para la empresa pues la indemnización correspondiente no se desembolsa de una vez sino por meses, lo que facilita su financiación. 

Los tres últimos puntos del cuadro son flecos a negociar más tarde, cuando se llegue a un acuerdo sobre los temas  fundamentales.

En síntesis las espadas siguen estando formalmente en alto, pero el tiempo se acaba y favorece a la dirección. La empresa tiene capacidad suficiente para sufragar mayores indemnizaciones, pues dispone de los beneficios no repartidos del año 2012. En su momento el Comité solicitó y consiguió del SEDEF que no se repartieran al accionista. Antes de  tocar los benficios o quieren que los trabajadores paguen parte de la factura económica del ERE, accediendo a reducir el paquete de beneficios sociales.

Una condición sinequanom para acceder a negociar los beneficios sociales sería obviamente que la  dirección accediera a utilizar parte de esos beneficios en mejorar las indemnizaciones.

La comisión negociadora no ha estado dispuesta hasta ahora a discutir este asunto pues no quieren que  los trabajadores paguen parte de la factura.

La comisión negociadora parece olvidar que, si la situación no se altera, 77 trabajadores van a pagar la factura completa, y fácilmente, la mayoría de ellos de forma no voluntaria y con oscuras perspectivas de futuro.

Si se negocia la reducción de beneficios sociales, la parte de la factura que toque a los empleados se pagaría entre todos, los que se vayan y los que se queden. Si los que finalmente salgan lo hacen de forma voluntaria y se consigue evitar lo que creo que sería el gran objetivo sindical, que no haya bajas forzosas, la factura del ERE se repartiría de forma más equitativa entre los que se vayan y los que se queden. 

A estas alturas parece evidente que si queremos mejorar el ERE, hay que pagar un precio, el papel de la comisión es  obtener el precio más bajo posible, pero tienen que salir de la utopía  de pensar que el ERE les va a salir gratis a los que mantengan su puesto de trabajo, a costa, dicho sea de paso, de los que tengan que irse.

Hace pocos días circulo un mensaje entre la plantilla de Isdefe que empezaba con el interrogante:

¿DE VERDAD SOMOS TODOS COMPAÑEROS?

Aunque no soy el autor de ese mensaje, parece que hay más compañeros que quieren buscar una solución negociada, comparto plenamente su contenido, y me produciría una sensación negativa si, finalmente, tuviera razón y cada uno fuéramos nada más que a nuestro propio interés.

Isdefe somos todos, los que se tengan que ir y los que tengan la suerte de poderse quedar y sería hacernos un flaco favor a nosotros mismos provocar divisiones entre operativos y corporativos.

Hay mucha gente convencida de que habrá otro ERE dentro de poco, yo no me cuento entre ellos, pero es obvio que la posibilidad existe.

¿En que situación nos quedaríamos los trabajadores de Isdefe, si la conclusión fuera que salimos de este ERE al grito de sálvese quien pueda?

2 comentarios:

  1. Buenas tardes.

    No estoy para nada de acuerdo con algunos de los argumentos de nuestro compañero Alfonso. En especial con reducir los beneficios sociales de los trabajadores no afectados por el ERE DE FORMA PERMANENTE. Si se trata de habilitar una bolsa para incrementar las indemnizaciones en 2013, perfecto. Pero ¿porque hemos de renunciar a dichos beneficios de 2014 en adelante?. ¿Acaso se les va a indemnizar a los compañeros afectados todos los años?. Renunciemos a beneficios para incrementar la indemnización pero no los beneficios de la empresa de forma generalizada.

    En mi opinión, un trabajador a punto de jubilarse a lo mejor no es consciente de lo que suponen los beneficios sociales para los trabajadores con menores ingresos. Entre otras cosas, retirar por ejemplo el seguro médico no supone lo mismo para una persona con 22k€ de sueldo que para una con 80k€. Serían los empleados con menores sueldos los más afectados. Así que estoy totalmente en contra de renunciar a los beneficios sociales DE FORMA PERMANENTE. No así de forma temporal como propone el actual comité.

    Además, si ahora renunciamos a sueldo o beneficios sociales, cuando se produzca el siguiente ERE (yo si soy de los que piensan que habrá segunda fase) ¿nuestras indemnizaciones no se calcularán en base a nuestra nueva situación?. Me temo que sí...

    Así que a la hora de pedir sacrificios hay que tener en consideración que se pide y a que personas. Esta visión que se manifiesta en el blog me parece de un excesivo cortoplacismo.

    A pesar de todo quiero manifestar mi apoyo a los compañeros y mi voluntad de renunciar a beneficios/salario este año para hacer más "llevadera" la posible salida de algunos. Pero creo que sin perjudicar de forma permanente o futura al resto de empleados.

    Un cordial saludo

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    1. Decidí no publicar ni responder a comentarios de caracter anónimo ni que se basasen exclusivamente en juicios de intenciones en referencia a un tema, la jubilación que solo a cada uno compete.

      Contesto a este compañero porque se ha identificado al reenviar su comentario al comité, y porque la referencia que hace a la jubilación es moderada, aunque no la comparto, pues la edad no me impide ser conscientye del valor de las cosas y en lo que se refiere al servico médico la edad nos hace desgracidamente más vulnerables y por eso tendemos a valorarlo más. Hay dos situaciones en que se valoran más los servicos médicos una es la edad, la otra cuando se tienen hijos menores.

      En ningun sitio digo defender que la reducción de los benficios sociales sea permanente, el que tenga caracter temporal es una opción, el que unos sean permanentes y otros temporales otra, el limitar algunos excesos, como por ejemplo rebajar la edad de los hijos en la póliza de Sanitas que ahora está hasta los 26 añosuna terecera.

      La reducción del paquete de beneficios sociales es el precio que quiere la empresa que paguemos para mejorar las condiciones de los despidos, no las mias ni las de que como yo han alcanzado la edad de jubilación sino la de aquellos otros compañeros de menor edad que necesitan "un puente" razonable para llegar a su jubilación. Creo que tenemos derecho a saber cual es la reducción que la empresa propone y a decidir si es aceptable o no.

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